Llegados ya casi a la mitad del mes de abril, son muchas las personas que ya están programando las vacaciones de verano, y son muchas las posibilidades que barajan. Es por ello que en el artículo de esta semana vamos a viajar. Vamos a salir de Inglaterra y dirigirnos a un país más al norte, al país de los gaiteros con faldas generalmente a cuadros, Escocia. Os vamos a mostrar un lugar del que probablemente no hayáis oído mucho, un lugar donde sentir la conexión con la naturaleza se convierte en algo esencial: la isla de Skye, que es la segunda más grande del país.
Lo más peculiar de esta isla es que para llegar hasta ella tienes la opción de hacerlo a través de… ¡un puente! Y es que, la isla está conectada por un puente por el que podrás conducir hasta ella.
El castillo de Dunvegan es sin duda un monumento que hay que visitar. Se trata de una fotaleza que bien podría servir de escenario donde grabar algunas escenas de la famosa serie “Juego de Tronos”. Personalidades como la reina Isabel II o el escritor romántico Walter Scott lo han visitado. El precio es de unas 13 libras, así que tú también puedes visitarlo tanto por fuera como por dentro.
Point Neist es otro de los puntos de la isla que no puedes pasar por alto. Uno de los lugares con un paisaje particular que seguro grabarás en tus retinas. Su faro es de las principales atracciones turísticas.
Otro de los motivos por los que visitar la isla de Skye es el pasear por pueblecitos pequeños y pesqueros pero que a su vez son muy pintorescos. El más grande de ellos es Portree. Es también a su vez, de los más coloridos. El color de sus casas contrasta con el verde de su tierra.
Cascadas con un encanto especial, castillos, pueblos realmente pintorescos o paisajes abrumadores son algunas de las cosas de las que puedes disfrutar si decides pasar un par de días en esta isla.
Por cierto, si has visto alguna de las películas de Harry Potter tienes que pasarte por el Glenfinnan Viaduct.
Este post es obra original de María Mora