¡Date un respiro y viaja!

La capital inglesa es una ciudad donde todo pasa muy rápido, una ciudad en constante movimiento, que a veces puede llegar a estresarnos. Pasar largas temporadas en una ciudad como ésta, puede agobiarnos, y mucho. Por ello, hoy voy a proponeros tres lugares que podrás visitar si durante tu estancia tienes tiempo para tomarte unos días de respiro, para desconectar y salir del barullo londinense.

El primero de los pueblecitos que hoy propongo es Castle Combe, o también conocido como el pueblo más bonito en Inglaterra y no es para menos, pues su río, sus puentes de piedra y sus particulares casas le dan un ambiente de cuento, y bien podría ser escenario de alguna películas basada en el medievo, de hecho ya se han grabado algunos filmes entre sus calles. Castle Combe es un pueblo muy tranquilo con apenas unos 350 habitantes en el que, sin duda, podrás desconectar por completo del estrés de Londres y su velocidad.

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Otro de los pueblos con encanto que podrás encontrar en la geografía inglesa, y además, a media horita en tren desde Londres, es St Albans. Éste pueblo tiene muchos más habitantes que Castle Combe, pero esto no evita que puedas disfrutar de un paseo reconfortante a la rivera del río Ver, tomarte una cerveza en el que es el pub más longevo del país “Ye Olde Fighting Cocks”. Además de eso, St Albans cuenta con el bosque de Heartwood en el que podrás perderte por sus caminos, disfrutando de la flora que allí crece.

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Y el tercer municipio que hoy propongo, es Colchester, que se encuentra a una hora de la capital. Éste es el más grande de los tres, pero no por ello puedes dejar de visitarlo. Colchester tiene la muralla romana más antigua y con más longitud que podrás ver en toda Inglaterra. Aquí tendrás la oportunidad de visitar diversos museos y pasear en algunos de sus hermosos parques.

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Sin duda, viajar a lugares tranquilos como los propuestos en este post, es uno de las mejores medicinas contra el estrés o la ansiedad que a veces puede generarnos las grandes ciudades como Londres.

Este post es obra original de María Mora

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