Tras haber enviado cientos -o miles- de curriculums por toda la ciudad, por fin ocurre: tu teléfono (con tu nueva tarjeta inglesa) por fin empieza a sonar: ¡Tienes una entrevista de trabajo!
Aunque la experiencia no tiene por qué ser muy diferente a la de asistir a una entrevista en España (excepto por el tema del idioma), debemos tener en cuenta algunas diferencias culturales: como la importancia que se da a la puntualidad. Aquí van algunos consejos para superar el temido momento:
1. Investigación: Es importante reunir la mayor información posible sobre la compañía antes de la entrevista: Historia, objetivos, misión, etcétera. Esto también nos ayudará a elegir el look más adecuado para la ocasión porque, aunque es importante que seamos nosotros mismos, deberemos dar una impresión que concuerde con la filosofía de la empresa: (Seriedad, modernidad…). Ganarás puntos si demuestras que conoces el negocio. Investiga su página web y todo el material corporativo al que tengas acceso: también sus redes sociales en el caso de que las tengan (hazte fan de su página de facebook), y si conoces a algún trabajador, pregúntale tus dudas.
2. Preparación: Recuerda esta máxima de Aristóteles: «en el punto medio está la virtud». Presta especial atención a tu higiene: No cometas el error de rociarte en perfume (puede resultar incómodo para el entrevistador), o si eres mujer ¡no te maquilles en exceso!. La mejor opción es la discreción: no queremos que nos recuerden por la americana extravagante que llevábamos: nuestro objetivo es que quieran trabajar con nosotros y a nadie le gusta trabajar con gente desordenada. (Dúchate, péinate bien, arréglate y vístete elegante pero discreto).
3. Las primeras impresiones importan: Cuando entres por la puerta debes mostrar seguridad en ti mismo. No debes parecer asustado ni nervioso. Sonríe al entrevistador, demuestra que estás preparado para el trabajo desde el primer apretón de manos (ni muy fuerte ni muy flojo). Ten cuidado con el lenguaje corporal: las manos deben estar relajadas sobre la mesa (no cruces los brazos y no te toques el pelo o la cara) mantén el contacto visual…y muéstrate natural.
4. Experiencia laboral: Si deseas dejar tu actual trabajo o ya lo has hecho, cuidado con lo que dices. Nuestra experiencia más reciente será un importante punto de referencia en la entrevista, por lo que debemos evitar hablar negativamente sobre nuestra anterior empresa o jefes. Es mejor explicar lo positivo y por ejemplo, decir que abandonamos el trabajo para perseguir nuestros objetivos profesionales (como el de progresar en una compañía como en la que estás intentando entrar… ¡sin que suene demasiado pelota, claro!)
5. Proactividad: Pocas cosas impresionarán más a un empleador que la capacidad de demostrar en lo que dura una entrevista la iniciativa y proactividad de uno mismo. No esperes a que te pregunten si eres o no eres proactivo: lanza preguntas basadas en la investigación previa que realizaste sobre la empresa. Una pregunta inteligente vale mucho más que una respuesta inteligente. Prepara algunas opciones antes de la entrevista.
Y por último, recuerda: no ser seleccionado no es un fracaso. Cada entrevista que realices te ayudará a hacer mejor la siguiente. Tómatelo como un training y analiza cada uno de tus movimientos: al final te convertirás en todo un experto y lograrás tu objetivo.
Alba García